Don Alvaro Ojeda es el Delegado de Familia en la Diócesis de Getafe, compagina su labor con la Parroquia de Villaviciosa. Nos atiende en los Despachos parroquiales que entre las demandas materiales y espirituales se mantienen en plena ebullición cada día. El COF, nos dice, es un pilar de la Delegación, y como responsable de ella nos presenta y acerca a la esencia y a la razón de ser del Centro de Orientación Familiar.
Lo primero de todo, para alguien que no sepa de que se trata y se encuentre con estas tres letras COF, ¿cómo se lo presentamos?
El COF como su nombre indica es un centro que está pensado para que las familias que quieren crecer en determinados aspectos de la vida familiar o que sufren alguna dificultad encuentren un ámbito dentro de la Iglesia, con expertos en la materia, que les ayuden a solventarlas o a sobrellevarlas según la fe y por supuesto, crecer en distintos ámbitos en la doctrina de la Iglesia.
¿Cómo se accede al COF?
Hay varias maneras. Lo ideal es que se acceda a través de alguna persona, institución o colegio que ya viva el COF y hayan recibido un bien y ese bien trasciende, se expande. En algunos colegios que reciben el apoyo del COF la experiencia está siendo así.
Internet es otra manera. A veces la gente busca cosas que no sabe o no quiere afrontar de primeras, y ahí aparece un servicio muy distinto al que se ofrece en los ayuntamientos u otros organismos. Y también a través de las parroquias, donde un día acudes de forma puntual y recibes información. Hay un teléfono de contacto atendido permanentemente por una persona y es ella la que te deriva a los diferentes orientadores o las distintas sedes.
Llevas desde sus inicios vinculado al COF, incluso antes de ser Delegado, ¿qué crees que ha aportado durante todos estos años?
Desde sus inicios ha aportado lo que no aporta la sociedad, una ayuda en defensa de la familia a ultranza, donde hay orientadores que gastan y desgastan su vida por defender a las familias y donde muchas personas muchos profesionales dedican sus dones y talentos para formar a otras personas que formen a su vez a formadores.
En todo este tiempo ha habido también muchos cursos para jóvenes que les ha ayudado personalmente a crecer, y sobre todo que va a haciendo que las dificultades y las alegrías dentro del matrimonio, de la familia, tenga un “plus” de presencia de la gracia de Dios.
No siempre todos los que acuden al COF son creyentes, seguro que te vienen a la mente muchas caras en todos estos años.
Muchas personas son creyentes pero otras no. El COF ha sido un elemento evangelizador que ha mostrado el verdadero rostro de la Iglesia que sana los corazones afligidos, que cura las heridas, que levanta los caídos...todo esto pensando en personas concretas a los que el COF ha ayudado extraordinariamente.
Compaginas la vida de Párroco en Villaviciosa de Odón con la labor de Delegado de Familia en la Diócesis de Getafe. ¿Cómo ha sido la experiencia estos últimos cinco años?
La experiencia como delegado es muy buena, intentamos que las cosas de la Parroquia repercutan en la Delegación, y las cosas de la Delegación redunden en la Parroquia. La experiencia ha sido encontrarse con muchas no, con muchísimas familias que quieren ser fieles que quieren crecer, que quieren solventar sus conflictos que quieren dar un testimonio de vida a la Sociedad, que tienen un deseo enorme de rezar y acercarse al Señor, y todo gracias al equipo de la Delegación cuya, una de las patas es el COF. Es verdad que se le dedica menos tiempo de lo que nos gustaría pero siempre se intenta unir la Parroquia y la Delegación.
El Sínodo de la Familia ha abierto un debate estupendo y además ha reforzado la razón de ser y estar del COF, ¿que resaltas de las conclusiones?
Las realidades que hay en la Iglesia a raíz del pontificado del Juan Pablo II pone de manifiesto que es necesario ayudar a que las familias se curen y por eso el COF es tan importante, que las familias crezcan a través de la formación Y que a través de un ambiente de familia vivamos la vida en la fe y nuestra presencia en el mundo, como una familia de familias.
Este Sínodo ha aportado un debate muy bueno y necesario, no solo para aclarar posturas sino para ver lo que hay en el corazón de cada persona. Pero como decía el Papa el primer día, es necesario hablar con libertad y escuchar con humildad que nos haga discernir la voluntad de Dios por medio del Espíritu Santo. En las conclusiones se recogen muchas cosas que ya realiza el COF, pero es verdad que la Iglesia tiene algo pendiente: a veces se llega tarde a las dificultades y a los conflictos familiares. Lo que se habla de la familia hará que las personas acudan a la Iglesia cuando están enfermos y no cuando están muertos. Hará que muchas familias se salven y crezcan.
Ahora este año hay que rezar mucho para poner delante de Dios las conclusiones del Sínodo y dejar que el Espiritu Santo hable.
El Sínodo ha regalado una oración y lo que salva a la familia es la oración, invitamos a que todas las familias la utilicen en su día a día.
Padre,
regala a todas las familias
la presencia de esposos fuertes y sabios, que sean manantial
de una familia libre y unida. Padre,
da a los padres una casa
para vivir en paz con su familia. Padre,
concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza
y a jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel. Padre,
ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos,
a gustar la serenidad del espíritu
y a mantener viva la llama de la fe también en tiempos de oscuridad. Padre,
danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia.