top of page
  • Texto original de Isabel Agustino -Fundación COF

¿Es tan difícil entender a los adolescentes?


Nos asusta, pero forma parte de nuestro desarrollo. Nos desconcierta y, sin embargo, hemos pasado por experiencias muy similares.

Realmente, ¿es tan difícil llegar a entender qué ocurre en la mente del adolescente? ¿Es una etapa que debemos pasar sin más, sufrir y rezar para que termine cuanto antes?

Debemos transformar nuestra respuesta primaria SI, en un NO valiente, conocedor de los cambios que comienzan en edades preadolescentes y que suponen una oportunidad de crecimiento.

Es importante estar preparado para la avalancha de conductas inesperadas que van a exhibir. No sólo por nosotros, para reconducir la búsqueda de novedades, la implicación social, el aumento de intensidad emocional o la experimentación creativa. Sino para ayudarles a ellos a entender esta nueva forma de ser y sacar mayor rendimiento de estos cambios.

Cuando los papás entendemos que nuestro hijo no se revela por sistema, como si tuviera algo personal contra nosotros; cuando comprendemos que no desiste al poco tiempo de actividades que nos ha pedido hasta la saciedad por puro capricho; cuando descubrimos que no comienza a cuestionar nuestro criterio por desapego hacia nosotros; entonces dejamos de verle como el enemigo, que pretende tirar por tierra las bases de nuestro calibrado proyecto educativo. Y comienza una verdadera etapa de aprendizaje, en la que deben primar a partes iguales autoridad y afecto. No se trata de eliminar límites y normas ante inevitables cambios cerebrales, sino adecuarlos para su crecimiento, sirviéndonos siempre del afecto para lograrlo.

Desde el COF ayudamos a los padres a realizar esta tarea, con asesoramiento individual en consulta, y ofreciendo charlas con temas de interés, que adecuamos a distintas dificultades planteadas.

Consultorio

Pregunta: Parece que los adolescentes de hoy en día se enfrentan a situaciones ligeramente distintas de las de nuestra época, ¿cómo debo actuar?

Respuesta: Nosotros, como adultos e hijos, probablemente hemos heredado pautas educativas de nuestros padres que han guiado nuestra actuación con ellos. Recordad qué nos decían cuando alguno de nuestros amigos no gustaba en casa, o cuando queríamos ir a una fiesta y no habíamos cumplido con nuestras obligaciones académicas, o pedíamos siempre vestir con lo último que curiosamente tenía nuestro mejor amigo. Pero realmente estamos desprovistos de argumentos acerca de nuevas conductas que surgen en nuestros días. Cómo reaccionar ante el uso del móvil, o qué debo aprender para estar a la altura en la red, se convierten en tareas pioneras para los padres actuales. Sin embargo, es una tarea que debemos enfrentar y abordar, ya que, si descargamos en “otros” este tipo de educación, esos otros serán la guía para nuestros hijos; a ellos recurrirán cuando tengan un “ciberproblema”, de ellos se fiarán para conducir su propia vida. Es necesario que nosotros mismos nos formemos un criterio meditado sobre la práctica de hábitos que se pretenden normalizar, evitando asumirlos por imitación. Esto ocurre con frecuencia, y por ello desde el COF colaboramos con muchos padres para lograrlo de una manera efectiva.

141 visualizaciones
bottom of page